
Cómo saber qué estudiar: estrategias y consejos prácticos
Elegir carrera no es solo decidir qué estudiar. Es una de esas decisiones que marcan el rumbo profesional y, aunque no tiene por qué ser definitiva, es algo importante en la vida de un estudiante. Si a esa presión se suma el abanico de opciones que existen y las opiniones del entorno, no es raro tener dudas. Incluso cuando más claro parecía.
Pero más allá de la sensación de vértigo, este proceso también puede convertirse en una oportunidad para descubrir nuevos intereses, gustos y aficiones. Y ahí está la clave, entender cómo todo esto puede alinearse con las oportunidades reales que ofrece el mundo académico y profesional.
Investigación de opciones académicas
Métodos para investigar diferentes carreras y sus salidas profesionales
Antes de tomar una decisión, es importante tomar tiempo para reflexionar con calma las opciones que hay. Existen muchas formas de conocer mejor las formaciones disponibles y lo que ofrecen más allá del aula. Las webs especializadas, por ejemplo, permiten comparar grados, ver qué asignaturas se imparten, cuántos años dura el estudio y qué tipo de trabajos suelen hacer quienes terminan esa formación.
Otra opción interesante es acercarse a ferias educativas o a jornadas de puertas abiertas en universidades. Poder ver los espacios, escuchar a docentes o charlar con estudiantes o profesionales, ayuda a tener una idea más clara de lo que implica cada camino y de lo que encontrar en el futuro. A veces, ese tipo de encuentros dan respuestas a todo aquello que no aparece en folletos ni páginas web.
Consideración de las tendencias del mercado laboral
Además de conocer bien las opciones académicas, conviene prestar atención a cómo se está moviendo el mundo laboral. En algunos lugares, por ejemplo, hay una alta demanda de perfiles en logística, salud, tecnología o energías renovables. También están apareciendo nuevos perfiles profesionales que hace unos años no existían. La digitalización y la inteligencia artificial están transformando muchos sectores, y con eso llegan nuevas oportunidades para quienes se preparan con visión de futuro.
Autoevaluación personal
Más allá de gustos o habilidades, hay algo que también pesa. Pensar en los propios valores —como la estabilidad, la libertad, el impacto social o la creatividad— ayuda a imaginar a qué tipo de vida se aspira. No es lo mismo buscar una rutina predecible que soñar con proyectos cambiantes, ni tener como prioridad el tiempo libre.
Identificación de intereses personales y pasiones
Antes de tomar decisiones importantes, muchas veces conviene buscar las pistas que necesitamos en lo cotidiano: lo que más se disfruta hacer sin que nadie lo pida, los temas que llaman la atención sin saber por qué, aquello que siempre provoca curiosidad… Detectar esos intereses ayuda a entender qué direcciones podrían tener más sentido e impacto en el futuro. A veces se trata de sumar pequeñas señales que apuntan hacia algo que vale la pena explorar.
Evaluación de habilidades y competencias actuales
Junto con los intereses, es importante entender las soft skills. No solo se trata de sacar buenas notas o manejar cierto software, sino también de habilidades que muchas veces no son tan apreciables a simple vista: escuchar con atención, organizar tareas, trabajar con calma bajo presión o conectar fácilmente con las personas.
Existen formas sencillas de hacer balance. Algunas personas usan tests que permiten ver qué tipo de habilidades se tienen más desarrolladas (como los psicométricos, que miden desde la lógica hasta la comunicación), y otras piden opinión a personas de confianza que han visto cómo se desenvuelven en distintos contextos.
Realización de un test vocacional
Decidir qué camino profesional tomar es algo complicado. No obstante, como en la mayoría de los casos, existe una solución. Por ejemplo, los test vocacionales son herramientas diseñadas para facilitar el proceso, ofreciendo una visión más clara de los intereses y habilidades de cada persona. Son cuestionarios que evalúan aspectos como preferencias, aptitudes y valores, proporcionando información valiosa para alinear las elecciones académicas y profesionales con las características individuales.
Cómo interpretar los resultados de un test vocacional
Completado el test, es esencial analizar los resultados con detenimiento. Generalmente, estos informes destacan áreas de interés y sugieren campos profesionales acordes a las mismas. Sin embargo, es importante recordar que estos resultados no son determinantes, son más bien orientativos. Es muy recomendable complementar esta información con una investigación más profunda sobre las opciones propuestas y, de ser posible, consultar con orientadores profesionales o personas que trabajen en esos ámbitos.
Recomendador de Planeta Formación y Universidades
Para quienes buscan una herramienta práctica y accesible, desde Planeta Formación y Universidades lanzamos un recomendador de estudios para que sepas qué estudiar en el futuro. Además, está diseñado para identificar las oportunidades laborales con mayor proyección que se alinean con tus intereses, habilidades y valores. A partir de tus respuestas, te ofrece sugerencias de programas formativos que te prepararán para alcanzar esos objetivos profesionales.
Un recurso muy útil para obtener una primera orientación, especializarte y explorar opciones formativas que quizás no habías considerado previamente.
Consulta con profesionales y mentores
Importancia de hablar con profesionales del campo de interés
Recuerda: hablar con alguien que ya está trabajando en el sector puede cambiar completamente la visión sobre una profesión. No se trata solo de saber qué se estudia, sino de entender cómo es el trabajo real, las tareas habituales, los horarios, si se trabaja en equipo o de forma más autónoma, o qué tipo de decisiones hay que tomar a diario.
Quienes están dentro, conocen los entresijos y esa información ayuda a aterrizar expectativas, descubriendo incluso nuevas opciones dentro del mismo campo.
Cómo encontrar mentores y qué preguntas hacerles
Los mentores no tienen que ser grandes expertos ni figuras lejanas. A veces basta con alguien un poco más avanzado en el camino, que tenga ganas de compartir lo aprendido. Pueden ser exalumnos, antiguos profesores, conocidos de la familia o incluso contactos que se encuentran a través de redes como LinkedIn.
A la hora de hablar con ellos, es clave ir con preguntas claras y concretas. Por ejemplo: ¿Qué fue lo más difícil al empezar? ¿Hay algo que harías distinto si pudieras volver atrás? ¿Qué habilidades te resultan más útiles hoy? ¿Qué no te contaron antes de empezar y hubieras agradecido saber?
Cuanto más directa sea la conversación, más útil será la respuesta.
Participación en eventos o ferias educativas para obtener información directa
Asistir a ferias educativas como AULA o el Saló de l’Ensenyament, charlas o eventos sectoriales, también puede abrir muchas puertas. Además de ofrecer información académica, estos espacios permiten hablar cara a cara con representantes de universidades y centros de formación. Es un buen momento para preguntar sin filtros, comparar opciones y ver qué enfoque tiene cada institución.
Análisis de factores externos
Consideración de factores económicos y duración de los estudios
La duración y costo de los estudios es muy distinta y depende de muchos factores. Hay grados que se pueden cursar en tres años y otros que se alargan cinco años (como la mayoría de dobles grados).
El coste incluye la matrícula, los materiales, libros, transporte, alojamiento si es fuera de casa… Por eso, muchas personas se fijan también en si hay becas disponibles, ayudas públicas o si se puede compaginar con un trabajo a tiempo parcial. Por ejemplo, una ventaja pueden ser las instituciones que ofrecen modalidades presenciales u online, como brindan algunos centros de Planeta Formación Universidades.
Evaluación del prestigio y calidad de las instituciones educativas
No todas las universidades ofrecen la misma formación, aunque el título sea el mismo. Algunas destacan por su enfoque práctico, otras por la conexión con empresas, la investigación o el perfil internacional. Factores como la empleabilidad, la red de antiguos alumnos o la posibilidad de hacer prácticas en empresas pueden marcar la diferencia.
Cada año se publican rankings como el de QS World University Rankings, que analizan indicadores como el rendimiento académico, la innovación o la inserción laboral. Aunque no lo son todo, sirven como guía para conocer mejor el valor de una institución.
Impacto de la localización geográfica en la elección de carrera
El lugar donde se estudia también cuenta. No es lo mismo vivir en una gran ciudad, con todo al alcance, que en una localidad más pequeña donde quizá haya menos distracciones (y a menudo, menos gastos). La distancia, el clima, la cultura local o incluso el idioma si se estudia en el extranjero, influyen más de lo que parece. Por tanto, es otro elemento a tener en cuenta.
Algunas personas prefieren quedarse cerca por razones económicas o personales, mientras que otras ven la universidad como una oportunidad para cambiar de aires y ganar independencia. Ambas opciones tienen ventajas, solo hay que pensar qué estilo de vida se busca durante esos años de estudio.
Conclusión
Tomarse el tiempo para pensar en el futuro profesional no es una pérdida de tiempo. Conocerse mejor, explorar caminos, escuchar a quienes ya han recorrido parte del trayecto… todo suma. Además, existen herramientas como el recomendador de Planeta Formación y Universidades, que ayudan a poner orden, a abrir posibilidades y a ver con más claridad por dónde uno quiere empezar a construir su futuro.
Si buscas orientación, formación de calidad y opciones académicas conectadas con el mundo real, Planeta Formación y Universidades agrupa 22 instituciones educativas en todo el mundo, con programas adaptados a las necesidades actuales del mercado y pensados para ayudarte a dar el siguiente paso.