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Retos, metas y triunfos en el mundo de la gestión deportiva

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Hoy, los grandes acontecimientos deportivos internacionales se encuentran en un punto de inflexión

Incluso antes de hablar de crisis en el mundo del deporte, debemos considerar esta época y nuestra civilización desde una perspectiva diferente a la de nuestros ilustres antepasados, y en particular, a la del gran reformador francés, el barón Pierre de Coubertin.

Hacia finales del siglo XX, el renacimiento olímpico se fundamentó en un planteamiento global, unificador y filosófico.

El enorme crecimiento del deporte, su globalización y su profesionalización convirtieron a los grandes acontecimientos deportivos internacionales (GADI) en auténticos iconos, cuyos programas no podían cuestionarse, salvo durante las guerras mundiales.

En este marco, y a lo largo de muchos años del siglo pasado, las competiciones y las grandes organizaciones deportivas, así como las victorias de los deportistas vinculadas a su participación, han constituido notables hitos desde el punto de vista político, ideológico, diplomático y geoestratégico. Y ello sin perjuicio de los problemas de seguridad efectivos que han transformado profundamente el desarrollo y la organización de eventos a gran escala en lo que respecta a la protección de atletas y espectadores.

La globalización de la práctica deportiva, el auge de los medios de comunicación y de las redes digitales de radiodifusión, así como la utilización de las organizaciones deportivas como herramienta eficaz de «poder no coactivo», han dotado al siglo XXI de un nuevo vector de expresión tanto para los países anfitriones como para los participantes y los espectadores de televisión y otros medios.

Los acontecimientos deportivos se ven así atrapados en las redes de arraigados condicionantes políticos y geoestratégicos, como demuestra el reciente boicot diplomático de Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido a los Juegos de Pekín 2022.

Como resultado, las declaraciones de intenciones constituyen actualmente un elemento intrínseco de los grandes acontecimientos deportivos internacionales, y las cuestiones en juego son polifacéticas e impredecibles. El deporte ha superado ya el marco estricto de las pruebas competitivas y, de hecho, el estadio representa, quizá, el último lugar donde se puede izar una bandera con los colores de un país sin que se susciten de inmediato sospechas de nacionalismo.

El deporte se encuentra en una encrucijada, al igual que sus grandes acontecimientos. Este cambio de paradigma constituye una señal inequívoca de lo que será el futuro modus operandi del intercambio. De cómo será el espíritu olímpico del tercer milenio. De lo que serán las grandes sedes del deporte europeo e internacional.

La invasión rusa de Ucrania, acaecida el 24 de febrero de 2022, provocó la exclusión de Rusia de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022, el traslado de la final de la Liga de Campeones, la incorporación al ejercito de varios deportistas ucranianos y el fin repentino del patrocinio de marcas rusas. Las consecuencias de tales acciones pueden ser inmediatas y de gran alcance en el mundo del deporte.

El impacto global de la pandemia de la Covid-19 ya se ha hecho notar. La crisis sanitaria ha afectado a todos los sectores de actividad, incluidos la educación y el deporte. En los dos últimos años, los métodos de aprendizaje han devenido más experienciales debido a la pandemia. Esta evolución también ha afectado a las prácticas deportivas.

Grandes acontecimientos deportivos internacionales: una perspectiva más amplia

De hecho, en la definición institucional utilizada en particular por el Institute Regional de Development du Sport, los GADI son «grandes competiciones de ámbito internacional o continental que agrupan disciplinas deportivas de alto nivel y dan derecho a un título, a una clasificación mundial o a la pertenencia a un circuito oficial».

Los GADI como escaparate excepcional para los países anfitriones. Económicamente, el mercado mundial de los GADI representa cerca de 50 000 millones de euros al año, según los datos facilitados por el Gobierno francés.

Sin embargo, además de esta dimensión económica, que necesariamente debe relativizarse habida cuenta de los costes de organización asociados a tales acontecimientos, albergar grandes eventos deportivos internacionales representa a menudo una cuestión clave para los Estados por múltiples razones:

  • Constituyen un escaparate de su saber hacer, un reflejo de la capacidad de un país para brillar fuera de sus fronteras gracias a una ingeniería y una creatividad reconocidas en todo el mundo,
  • Son motores fundamentales de la cohesión social de la población,
  • Contribuyen a aumentar el atractivo de las zonas específicamente afectadas por la celebración del acontecimiento, y a impulsar el empleo en las mismas,
  • Representan una oportunidad real para estimular la actividad económica y la creación de puestos de trabajo en multitud de sectores esenciales: equipamiento deportivo, instalaciones, arquitectura, construcción y obras públicas, gestión de infraestructuras, organización de eventos, venta de entradas, energía, transporte, gestión de flujos, seguridad, economía digital, etc.

Con París 2024, Francia se posiciona como actor principal del deporte mundial, mostrando su experiencia en el terreno de la organización, el alojamiento, el turismo, las infraestructuras, el desarrollo sostenible, la gastronomía y el deporte.

La Escuela de Gestión Deportiva (EGD) aspira a contribuir a los GESI -Juegos Olímpicos y Paralímpicos- que acogerá París en julio y agosto de 2024.

La EGD siempre ha pretendido vincular la formación con la práctica. Durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París, 300 alumnos se encargarán de organizar, gestionar y hacer funcionar todas las operaciones de venta de entradas.