
Responsabilidad social corporativa: cómo influye en la economía y el empleo
El mundo empresarial atraviesa un momento clave en el que las compañías, con un compromiso ético y transparente, deben asumir plenamente su responsabilidad frente a los efectos que sus decisiones y actividades generan en la sociedad y el medio ambiente.
Esta visión integral está demostrando ser un pilar fundamental para la construcción de empresas más resilientes, capaces de sortear crisis y prosperar a mediano y largo plazo, representando un verdadero motor de la economía y el empleo.
Pero, ¿qué entendemos exactamente por Responsabilidad Social Corporativa? Descúbrelo en el siguiente artículo de OBS Business School, institución de Planeta Formación y Universidades, una de las principales redes de educación superior.
Qué es la responsabilidad social corporativa (RSC)
La Norma internacional ISO 26000 la define como el compromiso de una organización ante el impacto de sus decisiones y actividades en la sociedad y el medio ambiente, a través de un comportamiento transparente y ético que contribuye al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad.
Es verdad que en los últimos años el término Sostenibilidad Corporativa ha ganado una importancia considerable. En muchos contextos, se considera que reemplaza al término RSC.
Y este reemplazo se debería a que siempre se ha asociado el término RSC a la acción social, a la filantropía. Según los expertos Alberto Andreu y José Luis Fernández («De la RSC a la sostenibilidad corporativa: una evolución necesaria para la creación de valor». Ediciones Deusto. Referencia nº 3876) en estos años, en torno a la RSC se ha generado un “efecto halo” asociado a los programas sociales y a la filantropía empresarial, efecto que ha “secuestrado” su verdadera naturaleza.
En mi opinión, la RSC es un pilar estratégico empresarial que nos proporciona las herramientas fundamentales para que las empresas puedan alcanzar la sostenibilidad a mediano y largo plazo.
Se centra en cómo deben gestionar las empresas los impactos que sus operaciones y procesos generan en sus stakeholders (socios, empleados, clientes, proveedores, comunidades locales), en el planeta y en la sociedad en general. Se concreta en acciones específicas y medibles para emprender el viaje a la sostenibilidad. Desde esta perspectiva, la RSC no es un fin en sí misma, sino el vehículo a través del cual una empresa trabaja para ser sostenible.
Desde el punto de vista semántico, estoy de acuerdo con los autores en que es necesario consolidar el concepto de Sostenibilidad Corporativa y así alejarnos del mencionado “efecto halo” en torno al concepto de RSC.
Importancia de la responsabilidad social empresarial en el entorno actual
La RSC implica un verdadero cambio de los modelos de negocio, integrando criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés: Environmental, Social, and Governance), en todas las operaciones y decisiones de las empresas, en el núcleo de la estrategia empresarial.
Lejos de ser una opción, en la actualidad la RSC implica una licencia para operar en los mercados. Su importancia se manifiesta de forma rotunda en la reputación, la captación de talento e inversión, y la propia resiliencia del negocio frente a los grandes desafíos globales.
Está siendo impulsada por una mayor conciencia social, una presión regulatoria creciente (en la Unión Europea con las normativas sobre reporte, taxonomía, diligencia debida, greenwashing) y las demandas de un mercado cada vez más exigente.
Impacto de la responsabilidad social corporativa en la economía
La RSC va más allá de simples campañas de marketing y frases bonitas, es un enfoque holístico e integrado que permite alcanzar un futuro sostenible en los negocios.
Al implementar sus buenas prácticas, como la optimización del uso de recursos, la reducción de emisiones, la promoción de condiciones laborales justas, la inversión en energías renovables, la transparencia en la cadena de suministro, el fomento de la diversidad y la inclusión, entre otras, se está asegurando la viabilidad y el éxito continuado de la empresa.
Esto lleva a mejorar el rendimiento financiero al reducir los riesgos asociados a factores ambientales (cambio climático, escasez de recursos) y sociales (derechos humanos, diversidad, impacto en las comunidades), así como a aprovechar las oportunidades de nuevos negocios.
El impacto de esta transformación es multifacético y se extiende mucho más allá de la propia empresa.
Empresas más resilientes
Imaginemos una suma de empresas operando bajo principios de sostenibilidad, se crea un efecto multiplicador que fortalece la resiliencia de las economías a nivel local, nacional y global.
Por otro lado, estamos transitando la era de la responsabilidad ampliada, donde el gran desafío es que las empresas no solo se responsabilicen de sus impactos directos sino de todos aquellos que se generan en su cadena de suministro.
Garantizar una cadena de suministro sostenible generará un impacto más allá de las fronteras nacionales. Este proceso no solo mejorará la competitividad, sino que también facilitará la construcción de redes de colaboración, promoviendo sinergias entre actores del ecosistema productivo.
Riesgos relacionados con la naturaleza y sus consecuencias macroeconómicas
La huella que el ser humano ha dejado en la naturaleza a lo largo de la historia puede verse en todo el mundo, pero es el modelo de consumo intensivo actual el que está produciendo los mayores estragos.
A través de prácticas sostenibles, las empresas tienen en sus manos la oportunidad de ser catalizadoras de un cambio profundo y necesario. La transición de un modelo de consumo intensivo a uno sostenible no es una opción, sino una real necesidad, y las empresas están llamadas a liderar el cambio.
Esta transición requiere una planificación cuidadosa, inversión estratégica y un marco político y regulatorio propicio para mitigar los desafíos y maximizar los beneficios. La colaboración entre gobiernos, empresas y la sociedad civil es fundamental para asegurar que la RSC se traduzca en un desarrollo económico sostenible.
Contribución al desarrollo sostenible
Al adoptar prácticas sostenibles las empresas contribuyen a un modelo de crecimiento más equilibrado, reduciendo la dependencia de recursos no renovables y fomentando sectores emergentes como las energías renovables y la economía circular.
Se ayuda a mitigar riesgos macroeconómicos asociados al cambio climático. Las empresas sostenibles tienden a desarrollar tecnologías más eficientes y menos contaminantes, lo que fortalece la competitividad del país en el comercio internacional.
Estos impactos fomentan un crecimiento económico más inclusivo e innovador, al tiempo que aborda desafíos sociales y ambientales críticos.
Mejora de la competitividad empresarial
Las empresas responsables se alinean con las expectativas de los consumidores, optimizan costes y minimizan riesgos, estimulan la innovación y fortalecen su reputación, lo que en conjunto potencia significativamente su competitividad.
Según el Informe de Forética 2024 (Competitividad e Impacto, el futuro de la sostenibilidad), se evidencia una relación virtuosa entre sostenibilidad y competitividad empresarial, con una prima de valoración para las empresas sostenibles en los mercados financieros, consolidando su atractivo tanto para inversores como para consumidores conscientes.
Fomento de la innovación y eficiencia
Innovando es como se impulsa el desarrollo de productos y servicios que minimizan el impacto ambiental fomentando tecnologías limpias y modelos de negocios innovadores.
Resolver problemas sociales o ambientales exige pensar fuera de lo convencional. Este enfoque desafía a las empresas a diseñar estrategias novedosas y eficientes, mejorando la forma de gestionar.
Estrategias como la innovación abierta basada en la utilización de procesos colaborativos tipo rocket, donde se aceptan aportaciones externas, permiten promover relaciones o alianzas entre empresas, con universidades o escuelas de negocios, con centros tecnológicos, incluso con otros stakeholders como clientes, proveedores, profesionales, etc.
Influencia de la responsabilidad social corporativa en el empleo
La implementación de la RSC sitúa a las personas como eje central de la gestión empresarial, y eso será la base del éxito que obtengan a largo plazo.
La adopción de los valores y principios que promueve la RSC en el ámbito corporativo actúa como una palanca para el desarrollo de la economía social, dando lugar a iniciativas que priorizan el bienestar colectivo, la equidad y la inclusión.
De este modo, se fortalecen nuevas dinámicas empresariales que no solo contribuyen a la generación de empleo, sino que también favorecen la consolidación de modelos productivos más justos y sostenibles.
Creación de puestos de trabajo
Según el estudio de Tendencias 2025 elaborado por el Pacto Mundial en España, “La transición sostenible podría crear 24 millones de nuevos trabajos para el 2030, según estimaciones de la OIT”. Destaca además que las personas trabajadoras con formación en sostenibilidad tienen una tasa de contratación de más del 76%, un 76% de las empresas españolas cuentan ya con un departamento o responsable de sostenibilidad y el 86 % de los directivos del IBEX tienen una remuneración vinculada al desempeño en sostenibilidad.
Más allá de los datos, la RSC influye en la generación de empleo en sectores como las energías renovables, la gestión de residuos, la agricultura sostenible y los servicios sociales. Y si bien algunos empleos en sectores e industrias tradicionales pueden verse afectados por sus políticas y compromisos sostenibles, la RSC también impulsa la reconversión y la creación de nuevas cualificaciones y roles dentro de las empresas.
Retención y fidelización del talento
Las nuevas generaciones de profesionales buscan cada vez más organizaciones con un propósito definido y un compromiso auténtico con la sostenibilidad, lo que convierte a estas compañías en polos de atracción para el talento.
Pero para que las personas sean hoy día un factor que contribuya al éxito empresarial se requiere que las empresas tengan una cultura organizacional y un liderazgo sostenible que lo hagan posible.
El liderazgo sostenible permite una cultura de cambio con la que afrontar nuevos desafíos y aprovechar las oportunidades del mercado, con estructuras organizativas ágiles que consideren a las personas como aliados estratégicos y generen confianza, se manejen con una política de aprendizaje permanente (lifelong learning), trabajo en equipo y comunicación abierta.
Mejora de las condiciones laborales
Nos encontramos en la actualidad con que existe un nuevo mapa de riesgos sociales en constante evolución que debe ser integrado en la estrategia de las empresas.
Las empresas que integran la RSC están mejor preparadas para gestionar riesgos ambientales que pueden afectar a las personas, como el cambio climático y la escasez de recursos y riesgos sociales como la desigualdad y los derechos humanos lo que contribuye a una economía más estable y resiliente.
Con buenas prácticas empresariales como invertir en el bienestar de los empleados, en su crecimiento profesional y la promoción de entornos de trabajo más seguros se disminuyen los costos y aumenta la productividad de la fuerza laboral además de tener consecuencias positivas para las empresas generando un buen clima laboral (“Un trabajador feliz es un trabajador productivo”, George Elton Mayo).
Conclusión
El mundo empresarial avanza con claridad hacia un futuro sostenible, donde la sostenibilidad se consolida como un elemento diferenciador y una ventaja competitiva clave, construyendo un mundo mejor desde las propias organizaciones.
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