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Generación faster: redefiniendo la educación para una nueva era

Planeta Formación y Universidades

Hubo un tiempo en el que enviar un simple SMS requería algo más que paciencia y coordinación. Luego llegaron los politonos, las conexiones bluetooth y la ilusión de ver una imagen descargarse línea a línea en el ordenador. Hoy, la realidad no puede ser más distinta: vídeos en redes sociales a doble velocidad, podcast en 1.5x y hasta series reproduciéndose en modo exprés. Parece que no hay tiempo suficiente para consumir tanto contenido.

A esas personas que se relacionan de esa forma con el mundo —rápida, fragmentada, continua— se les conoce como "generación faster". No por moda, sino por una necesidad casi instintiva de absorber la información al ritmo que impone el entorno digital. Frente a ellos, el aprendizaje con sus tiempos y sus explicaciones. De ahí surge la pregunta, ¿cómo enseñar a quienes ya no conciben el conocimiento como una lección, sino como una experiencia inmediata y, a ser posible, entretenida?

Todo esto se abordó en el 3.º episodio de Deep Talks, el formato de debate original de Planeta Formación y Universidades. “Generación faster: ¿Educación al doble de velocidad?”, donde varios de nuestros expertos analizaron este nuevo perfil de estudiante, sus hábitos, sus ritmos y cómo se están replanteando las metodologías docentes.

 

¿Qué es la generación faster?

La generación faster no se define por una franja de edad específica, sino por su forma de interactuar con el contenido digital. Son personas que, independientemente de su edad, han adoptado el hábito de consumir información y entretenimiento a velocidades aceleradas. Bien sea viendo series, escuchando podcast o audios de WhatsApp acelerados. Buscan optimizar su tiempo y absorber la mayor cantidad de información posible en el menor tiempo.

Este comportamiento no es una moda pasajera; es una adaptación a un entorno donde la información es abundante y el tiempo, finito.

Diferencias con otras generaciones digitales

Aunque generaciones anteriores, como los Millennials, también han crecido en entornos digitales, la generación faster se distingue por su enfoque en la eficiencia y la velocidad. Mientras que los Millennials valoran la profundidad y la conexión emocional en el contenido, la faster prioriza la rapidez y la cantidad. Una diferencia que se traduce en una preferencia por contenidos breves, dinámicos y fácilmente digeribles.

Por si fuese poco, la generación faster tiende a realizar múltiples tareas simultáneamente, como ver una serie mientras responde mensajes, o escuchar música mientras trabaja.

Causas del fenómeno "generación faster"

Varias razones explican el surgimiento de esta generación. El miedo a perderse algo (FOMO -Fear of missing out-, por sus siglas en inglés) impulsa a las personas a consumir más contenido en menos tiempo para, precisamente, no perderse nada. La sobreabundancia de información y la presión por estar siempre actualizados, también contribuyen a esta necesidad de estar al tanto de todo.

Implicaciones para la educación

Antes, los métodos tradicionales de enseñanza, basados en clases magistrales y lecturas extensas, tenían ciertas dificultades a la hora de captar la atención de los estudiantes. Con el paso del tiempo se ha ido ajustando, pero con la generación faster, se necesitan aún más cambios. Para ello, es necesario replantear las estrategias pedagógicas para adaptarse a sus hábitos de consumo y formas de aprendizaje. Algo que no es nada fácil.

Desafíos que presenta la generación faster al sistema educativo

Uno de los principales retos es mantener el interés prolongado en el tiempo de estudiantes acostumbrados a estímulos constantes y rápidos. Están rodeados de notificaciones, vídeos cortos, sonidos… y todo ello lo consumen a una velocidad sorprendente. Por eso, pedirles que se concentren durante una clase entera sin estímulos sería algo parecido a pedir correr una maratón sin entrenar. ¿La buena noticia? Existen soluciones para ello.

Redefiniendo la educación para la generación faster

Si el mundo va rápido, la educación necesita mantener ese ritmo. Los estudiantes de hoy no aprenden peor, aprenden distinto. Y en la necesidad de conectar con ellos, hay que empezar por cambiar la forma de enseñar. Ajustar el ritmo, el formato y los canales. Según el último Estudio Internacional sobre Alfabetización Informacional y en el Uso de Ordenadores (ICILS), los estudiantes actuales muestran nuevas formas de atención y procesamiento de la información, profundamente influenciadas por el entorno digital en el que crecen. No es un problema de capacidad, sino de contexto.

Implementación de microaprendizajes y contenidos dinámicos

Para que todo esto funcione, no basta con cambiar el formato de los contenidos: hay que repensar la manera en la que se enseña. Las metodologías educativas tienden, en la actualidad, a ser más ágiles, flexibles, capaces de adaptarse a distintos ritmos, niveles y formas de aprender. No todo el alumnado necesita lo mismo, ni aprende igual. Por eso, enfoques como el aprendizaje basado en proyectos, las clases invertidas o el trabajo por estaciones dan espacio para experimentar, para equivocarse y para avanzar a ritmos diferentes sin dejar a nadie atrás.

En este contexto, cada vez se habla más de los microaprendizajes: contenidos cortos, claros y muy enfocados, que se pueden trabajar en cinco o diez minutos. Como si fueran píldoras de conocimiento. Esta metodología ayuda muchísimo a mantener la atención y se adapta al ritmo fragmentado con el que muchos estudiantes viven.

Por ejemplo, una clase puede dividirse en bloques más pequeños con momentos prácticos, dinámicas, encuestas rápidas o vídeos de menos de tres minutos. También se pueden usar plataformas como Kahoot, Genially o Edpuzzle, que permiten crear actividades interactivas que mezclan aprendizaje y juego. En definitiva, gamificación.

Fomento del pensamiento crítico y la reflexión

Ahora bien, ir rápido no significa contenido superficial. Uno de los mayores riesgos de este consumo acelerado de contenido es que se pierda la capacidad de pensar con calma, de hacerse preguntas, de ir un poco más allá. Por eso, más allá de adaptar el ritmo, también hay que enseñar a pararse y reflexionar.

En palabras de Raquel Pardeiro, psicóloga especializada en la Generación Z y participante del panel de Deep Talks: Generación faster: ¿Educación al doble de velocidad?:

“Hay estudios recientes, que han reportado que la capacidad de atención de la Generación Z es de solo 8 segundos, en comparación con los 12 segundos de los Millennials. Sin embargo, no se trata de una incapacidad para concentrarse, sino de una preferencia consciente por no prestar atención a aquello que no les interesa. Por eso es fundamental enseñarles a filtrar, priorizar y reflexionar, para que no todo quede en la superficie”.

En otras palabras, es clave incluir actividades que inviten a reflexionar, como debates en clase, análisis de noticias, proyectos en grupo… donde no solo se busque una respuesta correcta, sino diferentes puntos de vista. También ayuda mucho introducir pequeños retos, porque de esa forma, el contenido se queda en la cabeza de los alumnos.

Integración de tecnologías digitales de manera equilibrada

La tecnología es una aliada muy útil para enseñar, pero hay que saber usarla. Se trata de integrar bien lo digital, para que sume al proceso, y no para que distraiga. Hay un gran número de plataformas que permiten organizar recursos, compartir tareas o crear materiales visuales atractivos que se adapten a cómo aprenden los estudiantes de hoy.

El informe “The Future of Education and Skills 2030” de la OCDE insiste en que las competencias digitales son clave, pero también advierte que no todo puede enseñarse a través de una pantalla. También hace falta espacio para lo analógico: escribir a mano, leer en papel, trabajar sin distracciones. Un equilibrio clave. Saber cuándo conviene usar una aplicación, cuándo conviene desconectar, y sobre todo, enseñar a hacerlo de manera autónoma.

Retos y oportunidades para educadores y estudiantes

La llegada de la generación faster es también una invitación —y en muchos casos, una urgencia— para transformar cómo enseñamos. No basta con repetir las fórmulas de siempre. El ritmo ha cambiado. El entorno ha cambiado. Y eso, aunque puede sonar abrumador, también abre la puerta a nuevas formas de enseñar, más vivas y más conectadas con la realidad.

Adaptación continua a las nuevas tecnologías y tendencias

Para los profesores de hoy, mantenerse al día con las nuevas herramientas digitales se ha convertido casi en parte del trabajo diario. Lo que antes eran fotocopias, ahora son presentaciones interactivas, plataformas educativas, apps para hacer exámenes en directo o incluso asistentes con inteligencia artificial.

Pero más allá de usar tecnología por usar, lo importante es saber por qué y para qué.

Algunas aulas están integrando realidad aumentada para explorar monumentos o sistemas del cuerpo humano desde una tableta, y otras están probando con asistentes virtuales para generar ideas o hacer simulaciones de entrevistas. Lo esencial es que el docente mantenga esa curiosidad por probar, por seguir aprendiendo y por encontrar qué herramientas encajan con su grupo.

Desde Planeta Formación y Universidades creemos que la educación debe estar en sintonía con los cambios del mundo. De esa premisa nació Nex·ia, nuestro Centro de Inteligencia Artificial Aplicada. Queremos ayudar a que docentes y estudiantes entiendan cómo usar la IA de forma útil, práctica y responsable. Un espacio que forma, investiga y conecta la IA con la educación y el tejido productivo. Formamos a personas, desarrollamos casos reales, impulsamos la investigación aplicada y tendemos puentes con el mundo académico y empresarial para que lo aprendido tenga un impacto positivo en nuestra sociedad.

Fomento de una cultura de aprendizaje permanente y flexible

Uno siempre puede aprender, ya sea algo que le apasiona o que le puede ser útil para su formación profesional. Aprender no tiene edad, ni horario, ni lugar fijo. Seguir formándose, explorando o actualizándose es un proceso diario, no puntual. ¿Cómo? Incorporando dinámicas de autoevaluación, fomentando proyectos personales, la educación continua y, sobre todo, conectando el aprendizaje con la vida real.

Conclusión

Si algo está claro después de todo esto, es que la educación no puede detenerse cuando el resto del mundo se mueve tan rápido. Por suerte, hay instituciones académicas que ya caminan en esa dirección.

Desde Planeta Formación y Universidades lo tenemos claro: si los estudiantes cambian su forma de aprender, nosotros debemos transformar la forma de enseñar. Hemos desarrollado programas donde combinamos tecnologías avanzadas con metodologías activas, microcontenidos, aprendizaje continuo y enfoques ligados al mundo profesional. No se trata sólo de prepararse para un examen, sino de prepararse para una vida en constante transformación.

Si tú también quieres dar el siguiente paso en tu formación, te animamos a descubrir todos nuestros programas académicos y elegir el que mejor se adapte a ti.

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